Agua calma

Dimarts, 25 d'abril de 2023 a les 00:00

Autoria: Miguelángel Flores (Sabadell)

Cuando Clara y Nadia se besan en la piscina de aquel hotel costero, rodeadas de clientes al sol o asomados a los balcones, comienza a oírse un murmullo. Es un cuchicheo de asombro, de incomodidad, de enojo, de ya está bien, de cómo se atreven, de hay niños…
El susurro aumenta y crece hasta convertirse en rumor de ola. De agua, que se eleva. En oleaje de mar que viene, en marea que sube. En maremoto que nadie se espera, que sorprende y arrastra. Que arrasa y zarandea. Que llega hasta las habitaciones de las últimas plantas. Que entra y sale por las ventanas. Que se lleva camas y maletas, jaboncillos de obsequio, toallas almidonadas y carteles de no molestar. Que arrambla con bolsos de nylon y abanicos negros. Con suvenires de purpurina e imanes de recuerdo. Que deja sin horquillas las cabezas y cubre de salitre los armarios.
Cuando el tsunami aminora y el agua se vuelve cauce, que torna derecho al mar, Nadia y Clara se separan. Bracean, sin salpicar, ajenas a todo seísmo. No queda nadie a su alrededor. Nadie que las observe, nadie que las hunda. Están solas. Como siempre. Por eso no lo notan.
Darrera actualització: 25.04.2023 | 13:55